POR EVAN ELLIS.
Detrás de la polémica pública sobre la constitucionalidad de la
demora en la jura del presidente Chávez, contra lo que se cree, la
balanza de poder entre los actores principales lleva al país hacia un
resultado que es sorprendentemente predecible, e irónicamente,
centrista. Escribe Evan Ellis (Especial para DEFonline)
Primero, que Dios le bendiga, el presidente Chávez morirá pronto.
Todos los rumores confiables indican que el cáncer que ha destruido su
sistema respiratorio se ha expandido, y ahora está poco a poco
destruyendo sus otros órganos vitales. Las máquinas que ahora le
mantienen la respiración no lo pueden mantener con vida para más que
unas semanas más, o quizás, meses. Cuando se muera, aunque en
condiciones controladas en un hospital en Cuba, dentro de unas horas, el
mundo lo averiguará. En la época de twitter, no es posible repetir lo
que pasó con Leonid Brezhnev, ex presidente de la Unión Soviética, quien
regía un buen rato después de su muerte.
Pase lo que pase tras las bambalinas, nadie está apurado todavía por
ver que se muera Chávez. La oposición se encuentra dividida internamente
después de la pérdida de las elecciones presidenciales y locales, y su
candidato principal, Henrique Capriles, necesita tiempo para consolidar
su poder para proyectarse como la única opción contra el Chavismo en el
período de elecciones de 30 días, estipulado constitucionalmente,
después de la muerte o incapacitación “oficial” de Chávez. De la misma
manera, a pesar de abrazarse públicamente, las figuras principales del
oficialismo, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, necesitan tiempo para
solucionar entre ellos los arreglos, como se explica en los siguientes
párrafos.
Si triunfara la oposición en sus argumentos constitucionales sobre la
inauguración (poco probable), o si Maduro y el gabinete siguieran
gobernando, la secuencia de eventos que va a ocurrir en los próximos
meses es igual…sólo cambiará por unas semanas cuando empiece. Primero,
Diosdado Cabello, en su rol como cabeza de la Asamblea Nacional,
asumiría el control del país, desplazando a Maduro del puesto. A
diferencia de los EE.UU., el vicepresidente de Venezuela es una figura
no-electa, y está bien claro en la Constitución que éste no tiene
derecho a seguir en su cargo después de la incapacitación permanente o
muerte del Presidente de la República.
Estos eventos pueden pasar esta semana, impulsados por el
incumplimiento de los requisitos constitucionales de la inauguración, o
más tarde, cuando un médico cubano envíe un ‘tweet’ desde Habana.
Desde este momento, empieza un período de 30 días para tener las
elecciones presidenciales. Aunque las fuerzas del oficialismo harán
todo lo posible para utilizar los instrumentos del estado para ganar
éstas, casi no hay escenario en que las elecciones no ocurran. Aunque
el gobierno tiene una larga historia de pisotear la constitución, el
requisito de elecciones es tan fundamental que no tenerlo después de la
muerte de Chávez deslegitimaría al gobierno internacionalmente e
internamente, arriesgando un golpe militar en defensa de la
Constitución, la protección de la cual es fundamental para las Fuerzas
Armadas venezolanas, ya sea bajo el antiguo presidente Pérez Jiménez, o
ahora, repitiendo la lema “Patria, socialismo o muerte…”
Ni la oposición ni el oficialismo tienen incentivos para desencadenar
la violencia que podría interrumpir el proceso de las elecciones y
necesitan una intervención militar para establecer el orden. Antes de
ver los resultados probables de las elecciones, la oposición espera
llegar al poder constitucionalmente, y la violencia sólo pondría en
riesgo esa meta. Pero la violencia cometida como maquinación del
oficialismo para provocar la intervención militar tampoco les sirve,
porque sólo pospondrá las elecciones por unos meses, o quizás un año,
virtualmente garantizando que en dichas elecciones el oficialismo
perdiese, ya que la población los vería como dictadores y no como
libertadores socialistas.
Para el oficialismo, es muy probable que Maduro será el candidato.
Primero, Chávez lo nombró para gestionar el país en su ausencia, dándole
una legitimidad entre los seguidores del culto de personalidad de
Chávez. Segundo, Maduro, a pesar de ser casi desconocido antes en
Venezuela como canciller, tiene una bondad más fuerte y natural con la
gente marginalizada que forma la base popular del Chavismo. Como el
presidente Chávez mencionaba hasta cansancio, antes de llegar a su
puesto, Maduro fue camionero de origines humildes, a diferencia de
Cabello, quien es visto por muchos como un ladrón bruto y corrupto.
También sirve de mencionar que en 2008, Cabello perdió las elecciones en
el estado de Miranda contra Capriles, quien fue casi garantizado ser el
candidato de la oposición en cualquier elección nueva. También, hay
que destacar que los cubanos, quienes tienen mucha influencia en el
proceso, favorecen fuertemente a Maduro. Además, como mostrado antes,
en cualquier proceso electoral, Maduro técnicamente estará sin trabajo,
mientras que Cabello, para postularse como presidente, tendría que
resignar su puesto como presidente de la Asamblea Nacional y arriesgar
que Blanca Eekhout, vicepresidenta de la Asamblea, y quien asumirá el
rol, tenga la experiencia adecuada para gobernar el país durante este
período, incluyendo canalizar los recursos del Estado para ayudar su
candidatura, y no conspirar con los cubanos y Maduro -todavía el rival
de Cabello- para sabotearlo.
Así, para el oficialismo el escenario más probable es que Cabello
vaya a respaldar la candidatura de Maduro con todo el apoyo
institucional del Estado, con la garantía de un puesto y oportunidades
amplias para la remuneración financiera, en un gobierno de Maduro en el
futuro. Con tal arreglo, la pregunta clave es: ¿qué garantía buscará
Cabello para sentirse como si pudiera depender de que Maduro cumpla con
su promesa?
Para la oposición, el candidato presidencial casi seguramente sería
Henrique Capriles. Sin tiempo para un proceso de elecciones primarias, y
con las divisiones entre la oposición mucho más profundas que en las
últimas elecciones presidenciales en Octubre 2012, es posible anticipar
múltiples candidatos de la oposición…lo que virtualmente garantizará una
victoria para Maduro. Sin embargo, lo más probable es que, dado a que
todos conocen esta realidad, candidatos alternativos como Pablo Pérez
probablemente se quitarán, pero extrayendo un precio alto en
negociaciones secretas con Capriles.
Impulsado por todos los incentivos y cálculos presentados en los
párrafos anteriores, irónicamente, a pesar de la gama ancha de
escenarios para Venezuela en este momento, es altamente posible que todo
culmine en una elección presidencial entre Nicolás Maduro,
representando el oficialismo, y Henrique Capriles, representando la
oposición, en los alrededores de abril-junio 2013.
En tal elección, Maduro, aunque falta el dinamismo de Chávez, tendría
la simpatía nacional por el jefe fallecido, más todo el respaldo de la
maquinaría del Estado y las cortes, con una convergencia de intereses
por los oficiales corruptos, con el interés de mantener su poder y
oportunidades para ganancia, más Cuba e Irán, con sus intereses
materiales y estratégicas en sostener el statu quo. Es poco
posible que la República Popular de China arriesgue ofender a Capriles y
contribuir con nuevos recursos al oficialismo, si la sensación fuera
que la oposición fuese a ganar. Sin embargo, tampoco van a cancelar los
fondos y proyectos ya comprometidos.
Aunque es difícil predecir quién ganará la elección, los dos
candidatos tendrían incentivos para adoptar un curso de moderación. Un
presidente Capriles tendría el compromiso personal de seguir un curso
céntrista para reunificar el país. Además, habrá una Asamblea Nacional
dominada por el movimiento del oficialismo, el PSUV–irónicamente
dirigido por Diosdado Cabello- que no permitiría fácilmente los cambios
radicales en las leyes para desmantelar el Chavismo. Por otro lado, un
presidente Maduro tendría que consolidar su poder, y en esto,
necesitaría aliados en la oposición para contrarrestar la influencia de
Cabello.
Irónicamente, al pasar por el ojo del huracán, el pronóstico para
Venezuela en tal escenario es sorprendentemente positivo. Los intentos
de diálogo entre el Departamento de Estado de los EE.UU. y el equipo de
Maduro en los últimos días son señales positivas. Venezuela, bajo la
administración de o Maduro o Capriles, casi definitivamente tendría
mejores relaciones con los EE.UU., y probablemente una orientación más
positiva antes las inversiones privadas. Esto, junto con un aumento en
la previsibilidad del entorno después de la crisis de sucesión,
probablemente producirá un regreso gradual del capital al país. China
también, siempre incómodo con la imprevisibilidad de Chávez y la mala
gestión de los proyectos públicos, probablemente ampliará sus
programas. Con la posibilidad de una gestión más competente en PDVSA, y
con menos desviación de fondos a las “misiones,” proyectos importantes
con China en la faja del río Orinoco y los otros socios de Venezuela
podrían seguir hacia adelante.
Aunque toda la atención mediática sobre la inauguración de Chávez
está distrayendo de este proceso de cambio, Venezuela está adelantándose
lentamente hacia un futuro distinto. Tiene todas las posibilidades
para ser un país mejor administrado que el presente, pero para realizar
ese objetivo, va a requerir de una gestión cautelosa, paciente y
moderada.
Evan Ellis es profesor del Centro de Estudios
Hemisféricos de Defensa en Washington, DC. El autor quiere agradecer
especialmente a su colega Boris Saavedra para su apoyo con este
análisis. especialmente a su colega Boris Saavedra para su apoyo con
este análisis.
Fuente: http://interamericansecuritywatch.com/venezuela-gira-hacia-el-centro/
Etiqueta: Venezuela, Encuesta.
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