Alex Vásquez. Con la
aparición de varias encuestas que dan resultados tan diferentes: Hugo
Chávez ganando por 30 puntos o Henrique Capriles Radonski con 85% de
intención de voto, la opinión pública venezolana podría quedar
descolocada a la hora de decidir cuál medición es confiable.
Bernard Horande, consultor de mercadeo
estratégico, consideró que lo importante a la hora de decidir si se cree
en una encuesta es revisar la calidad histórica del trabajo de la
empresa que la realizó.
Afirma que existe un grupo privilegiado
de encuestadoras venezolanas. Mencionó a Datos, que trabaja desde los
años cincuenta, Consultores 21 y Datanálisis. “El trabajo de estas
empresas, sus ganancias y sus utilidades provienen de clientes privados
que cuidan bastante la manera en que se hacen los estudios”, expresó.
Alertó que existen otras encuestadoras
que sólo aparecen en época de campañas electorales y algunas a las que
nadie les conoce clientes privados.
”Cuando una encuestadora tiene un solo
cliente, quien paga tiene el derecho a dar su opinión. Ahí habrá que
evaluar entonces su credibilidad”, agregó.
Horande opinó que la guerra de
encuestas surge por razones obvias: son un mecanismo de influencia sobre
el estado anímico de la gente. Sin embargo, aclaró que eso no quiere
decir que ganan o pierden elecciones, sino que simplemente influyen.
“Quien es percibido como favorito genera una emoción distinta sobre las
personas. El sentimiento de votar a ganador opera en muchas personas”,
explicó.
Desestimó algunas mediciones por dos
razones: se hacen por teléfono o por Internet. Opinó que ninguna de esas
metodologías tiene gran valor. Puso como ejemplo las encuestas
telefónicas de Hinterlaces que dan una ventaja a Chávez o las de
Internet que colocan a Capriles Radonski con 85% de intención de voto.
”Se trata de sondeos que sólo miden una temperatura. Una encuesta es algo mucho más profundo”, añadió.
Alertó sobre lo que llamó “el filo de
la navaja” del estratega electoral, es decir, cuánto conviene decir que
se va ganando de forma abrumadora para no crear un triunfalismo que
atente contra el trabajo de la militancia para conseguir votos. Dijo que
el dilema está en que tampoco se puede admitir que se está perdiendo.
“La respuesta es decir que se está ganando, pero que el triunfo no está
100% garantizado”, aclaró.
Miguel González, presidente de JDP
Consultores, descartó que exista una diferencia muy marcada entre
Henrique Capriles Radonski y Hugo Chávez, a juzgar por los resultados de
las parlamentarias, en las que la oposición sacó más votos y por los
más de 3 millones de las primarias de este año. “El Gobierno utiliza su
influencia para generar una matriz de opinión contraria a la oposición”,
añadió.
Consideró que la estrategia, sin
embargo, es inteligente porque logra mantener el entusiasmo entre la
militancia oficialista, que se encuentra en incertidumbre por la
situación de la enfermedad del Presidente.
Opinó que la respuesta de la oposición
debe ser colocar sobre la mesa cuáles son las encuestadoras utilizadas
por el Gobierno para que la gente pueda juzgar su credibilidad.
Ausencia del Presidente. El diputado
Alfonso Marquina presentó una encuesta que aseguró mandó a hacer el
Gobierno con la empresa Contexto Investigaciones, en la que se mide cuál
sería el mejor sustituto a Hugo Chávez. A su juicio, esto evidencia que
se está considerando que el Presidente no sea el candidato debido a su
estado de salud.
Entre las opciones para sustituir a
Hugo Chávez, las privilegiadas en el estudio fueron el vicepresidente
Elías Jaua, con 45%, y la hija del mandatario Rosa Virginia Chávez, con
16%.
En la misma encuesta se mide al
candidato de la oposición (Capriles Radonski) contra “otro del
chavismo”. Quedan 46% contra 41%, respectivamente.
Marquina aclaró que, a pesar de que se
puede sustituir a un candidato en la mitad de la campaña o convocar a
uno nuevo si se produce una falta, el problema es la incertidumbre que
se genera en el país, porque no se sabe nada sobre la salud de quien
gobierna.
“Un mensaje en Twitter lo manda
cualquiera y una llamada se puede hacer en cualquier condición. Si el
estado de salud es muy delicado y motiva estos estudios, tenemos derecho
a saberlo”, agregó.
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