Por: ANGEL OROPEZA
Desde el año 1998 se han realizado en Venezuela 4 elecciones
presidenciales, 3 parlamentarias, 4 regionales, y 6 referenda (sobre
la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, el aprobatorio de la
Constitución en 1999, el sindical del 2000, el revocatorio presidencial
de 2004, el de la Reforma Constitucional de 2007 y la Enmienda
Constitucional de 2009). Más allá del resultado de cada uno de esos
comicios, en términos de cuáles ganó el oficialismo y cuáles la
oposición, el dato más relevante es la disparidad entre las votaciones
que involucraban directa y personalmente al expresidente Chávez y las
que no lo hacían.
Desde el año 1999 hasta la fecha, cada vez que se ha realizado una
elección nacional en Venezuela en las que el expresidente no participaba
(porque no le tocaba o, en todo caso, no se votaba "por él" o por su
cargo), la votación oficialista se ha reducido ostensiblemente, en
porcentajes cercanos al 40% de merma. De hecho, si se comparan los votos
obtenidos por el expresidente Chávez en las presidenciales de los años
2000, 2006 y 2012, con los obtenidos por el oficialismo en las
elecciones inmediatas siguientes (parlamentarias del 2000, la Reforma
Constitucional de 2007, regionales 2012), se observa una mengua de 48,
42 y 41 por ciento respectivamente. En palabras cristianas, el
oficialismo siempre ha sabido que una cosa era el voto por el
expresidente y otra el voto por ellos.
El dato anterior es el elemento clave en la estrategia electoral del
poschavismo de cara al próximo 14 de abril: el expresidente ya no está, y
ellos saben –porque además siempre ha ocurrido así y tienen a la
historia en contra– que su votación va a descender de manera inevitable
pero además impredecible: no conocen cuánto, pero saben que va a bajar.
A sabiendas de lo anterior, el poschavismo ha centrado su esperanza
electoral en dos estrategias medulares: la primera, vender al electorado
oficialista la fantasía mimetista que el candidato no es Maduro, sino
Chávez, y que el 14 de abril van a votar por éste y no por Nicolás. Y la
segunda, tratar de convencer a la población opositora de abstenerse,
porque el resultado es inevitable. Así, el eslogan tácito de toda la
publicidad gobiernera es "para qué vas a votar, si Maduro va a ganar".
Con estas 2 herramientas de propaganda y mercadeo político, una dirigida
a los propios para que no repitan su comportamiento histórico de
abstenerse o votar en contra cuando Chávez no está, y la otra orientada
al país no oficialista para desestimularlos a que repitan la votación
del 7 de octubre pasado, el poschavismo aspira a que su esperada caída
siga sin embargo siendo suficiente para conservar sus cargos y sus
privilegios.
De nuevo, los poderosos que hoy nos gobiernan saben que obtendrán en
abril menos votos que los que sacó el expresidente en octubre. Su única
esperanza es que nuestra votación del 7-O también baje. Porque una
votación similar a la obtenida por Henrique Capriles en las pasadas
presidenciales pone en grave riesgo los cálculos de Nicolás y su combo.
Si el pueblo se decide a no caer en las trampas del miedo, la
desesperanza y la resignación, y se atreve a comportarse electoralmente
como hace apenas 5 meses, el cambio hacia un país más digno y justo será
simplemente inevitable.
@angeloropeza182
Fuente: http://www.eluniversal.com/opinion/130320/maduro-va-a-ganar#.UUnl7KeGYfw.facebook
Etiqueta: Venezuela, Encuesta.
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