martes, 2 de octubre de 2012

02.10.12. Chavez perdio la calle.



Tomado de lanacion.com.ar

CARACAS.- "El gobierno perdió la calle." Al día siguiente de la histórica manifestación de la oposición en la avenida Bolívar, Henrique Capriles transmitió ayer un mensaje de victoria a toda Venezuela: "Según nuestras estimaciones, podemos ganar por más de un millón de votos. A este gobierno no lo salva nadie y tendrá que reconocer su derrota".


El candidato opositor se mostró ayer como futuro presidente, algo inimaginable hasta hace pocos días en la Venezuela bolivariana. La respuesta en la calle de los caraqueños parece haber catapultado la candidatura del ex gobernador de Miranda.

"Esto es grandioso, es una cruzada. Algunos la comparan con el 98 [irrupción de Chávez]", resumió Capriles, al frente de lo que podría convertirse en uno de los movimientos populares más sorprendentes de la última década en América latina.

El que por supuesto no ve un ápice de grandiosidad fue Hugo Chávez.

El líder bolivariano acudió ayer a su pueblo, Sabaneta, buscando el calor de los suyos, tras el domingo multicolor de Capriles.

Llegó, vio y lanzó su andanada de críticas: "Los grandes empresarios están aportando mucho dinero a su campaña" a nivel nacional y desde el exterior "lo hacen banqueros prófugos y mafias del lavado del dinero del narcotráfico".

El mandatario quiso sacar partido de una nueva acción de guerra sucia del canal público de televisión, que se sabía desde hacía días que preparaba un nuevo golpe bajo. Esta vez le tocó el turno al padre del candidato, grabado ilegalmente mientras hablaba con un empresario que quería hacer una donación para la campaña de su hijo.En Venezuela no existe financiación pública para los partidos, por lo que las campañas se alimentan de donaciones privadas, que deben ser documentadas ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).

El nuevo video no pudo ensombrecer el éxito de la megamarcha de anteayer. La ola multicolor de fervor popular, que comenzó a formarse en marzo con las primeras visitas casa por casa del candidato, se estiró ayer con nuevos actos en Amazonas y Bolívar. Cada ciudad compite por llenar sus calles y superar a la anterior.

El resultado de todo esto es un oficialismo que se siente contra las cuerdas y que confiesa su preocupación cuando no hay testigos de por medio. Los monumentales enfados de Chávez, como el de ayer en su tierra natal, mancharon varios de sus actos.

La concentración de anteayer también sufrió trampas oficialistas. Capriles reveló que el gobierno prohibió realizar tomas aéreas de la concentración. Las pocas imágenes que se obtuvieron fueron filtradas desde el helicóptero estatal que vigilaba el lugar.

"Lo más grande es que a donde voy yo, es el pueblo del sitio el que llena las calles", pormenorizó el hombre-sorpresa de estas elecciones, cuyo efecto electoral ya se compara con el de Lionel Jospin contra Jacques Chirac y con el que llevó a Violeta Chamorro hasta la presidencia de Nicaragua.

"El 7 de octubre el pueblo va a hablar y lo que diga es sagrado. Si el gobierno pretende desconocer la voluntad de la mayoría, se va a encontrar con el pueblo", insistió.

Capriles aprovechó su aparición ante los medios para esbozar algunos lineamientos de su plan de gobierno.

Anunció que el próximo ministro de Defensa será un general en actividad de las fuerzas armadas. Henry Rangel Silva, que ostenta actualmente este cargo, es uno de los militares más polémicos del país. Estados Unidos lo incluyó en su lista negra por sus "vínculos" con el narcotráfico y las FARC. Eladio Aponte, ex magistrado estrella del chavismo, también acusó a Rangel de ser uno de los narcogenerales del llamado cartel de los Soles.

No fue éste su único pronunciamiento como hombre de Estado. El ex gobernador de Miranda prometió que sólo aspiraría a una reelección y añadió que preferiría mandatos más cortos que el actual, de seis años.

Consultado sobre sus relaciones con Estados Unidos, Capriles insistió en el perfil progresista de su campaña: "Creo que debe cambiar su forma de relación con América latina. Una relación de tú a tú, de respeto. Yo soy antiimperialista de cualquier imperio".

Hizo una referencia indirecta a Cuba, cuyos dirigentes observan desde muy cerca lo que está ocurriendo en Venezuela. Y no sólo porque el Departamento de Seguridad del Estado, el famoso G-2, se mueve a sus anchas en el país. Incluso han encargado una encuesta independiente para que la sorpresa que se llevaron en el 90, cuando Violeta Chamorro derrotó a Daniel Ortega, no se vuelva a repetir.

El canciller Bruno Rodríguez aprovechó su comparecencia en la ONU para insistir en su apoyo a Chávez en las "elecciones decisivas para el destino común de la región". Incluso el embajador venezolano en Cuba declaró en La Habana que apostar por Chávez "es votar también por Fidel".

Ninguno de los dos había escuchado con antelación las cuentas hechas públicas ayer por Capriles. Los cálculos opositores apuntan a que el trabajo de los 30.000 médicos cubanos (de los 44.000 caribeños instalados en Venezuela) costarían al país 800 millones de dólares. "¿Qué ocurre con los otros 3000 millones que recibe Cuba cada año?", se interrogó Capriles. "Cuando estemos gobernando, nos sentaremos a hablar con el presidente Raúl Castro", redondeó el candidato.

Capriles afirmó que en el estado de Miranda, el 60% de los módulos de la Misión Barrio Adentro (en la que trabajan los cubanos) no funcionan. El diario El Universal eleva esta cifra hasta un 80% a nivel nacional. Este periódico informó ayer que 80 médicos cubanos desertaron del país, temerosos de una derrota del chavismo.


Etiqueta: Venezuela, Encuesta.

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